"La tolerancia exige un acercamiento al otro, su reconocimiento y el respeto de su dignidad. El hecho de que alguien sea distinto puede restar seguridad a las personas sin suficiente conciencia de su propio valor. Por eso la tolerancia, a su vez, puede servir para manifestar la autoestima". Iring Fetscher
En Bosnia Oriental se desarrolló un atroz plan de limpieza étnica. Bajo la consigna "solo la unidad puede salvar a los serbios", las hordas de Slobodan Milošević perpetraron contra el pueblo bosnio un genocidio cuya enormidad revelan las cifras presentadas por Juan Goytisolo en un libro estremecedor:
140.000 muertos
151.000 heridos
1.835.000 desplazados
156.000 detenidos en campos de concentración
12.000 paralíticos o inválidos
38.000 mujeres violadas
Detrás de este horrendo crimen se agita una perversión de la conciencia que a lo largo de los siglos ha causado muerte y miseria en todo el mundo. A esa perversión se le da en nuestra época el nombre de racismo. El racismo es una opinión falsa, un parecer ajeno a toda la verdad científica, cuyos sostenedores postulan la supuesta superioridad de una raza con respeto a otra (u otras). Algunos racistas se limitan a proclamar tal superioridad en libros, revistas y periódicos. Otros van mas allá, hasta identificar, segregar y exterminar a los miembros de los grupos raciales que consideran inferiores.
Hay quien lo considera como una ideología determinista que hace depender del patrimonio genético de un grupo humano sus caracteres de orden intelectual y moral. Hay quien lo mira como una valoración discriminatoria de los rasgos físicos de un grupo, con el fin de hallar justificaciones para su marginación, su explotación o su aniquilamiento.
Según Congar, el racismo consiste "en establecer distinciones y jerarquías entre grupos humanos y en practicar una discriminación contra algunos de ellos, alegando que sus cualidades o características se encuentran determinados por la herencia biologica". Para Albert Memmi, es "la valorización generalizada y definitiva de unas diferencias, reales o imaginarias, en beneficio del que acusa y en detrimento de su víctima, con el fin de justificar su privilegio o su agresión".
La palabra racismo solo vino a ser acuñada en este siglo, pero lo expresado con ella es algo que ya conocían los pueblos de la antigüedad. En el monumento erigido por el faraón Sesostri III en el siglo XIX antes de Cristo, hay una advertencia significativa: "El cruce de esta frontera, por tierra o por agua, en barca o en rebaños, está prohibido a cualquier negro".
Ya en tiempos del Imperio Medio, el color de la piel daba lugar a rechazos y exclusiones. Desde entonces y hasta nuestro tiempo siempre ha sabido la humanidad de actitudes racistas. Es más: hace apenas 53 años concluyó, con la derrota y muerte de Hitler, la experiencia aterradora de un sistema político fundado en el odio racial.
El 27 de noviembre de 1978 la conferencia general de la UNESCO reunida en París aprobó la Declaración sobre la raza y los prejuicios raciales. En el artículo 2.1 de este documento se afirma solemnemente: "Toda teoría que invoque una superioridad o una inferioridad intrínseca de grupos raciales o étnicos que dé a unos el derecho de dominar o eliminar a los demás, presuntos inferiores, o que haga juicios de valor basados en una diferencia racial, carece de fundamento científico y es contrario a los principios morales y éticos de la humanidad". Para los redactores de la Declaración -eminentes genetistas y antropólogos- el racismo no solo es anticientífico, sino inmoral.
A pesar de la condenación rotunda de la UNESCO, el racismo continúa siendo el más poderoso de los factores que en la actualidad perturban la convivencia pacífica de los hombres. Hoy como ayer, las supersticiones racistas inspiran guerras, procesos persecutorios, masacres, destierros masivos, saqueos y otras barbaridades que ofenden la conciencia del género humano. En nombre de la superioridad -o de la inferioridad- de esta o de aquella raza muchos hombres siguen cometiendo gravísimas injusticias.
1. EL PREJUICIO
El prejuicio racial es un parecer desfavorable que no responde al cabal conocimiento de las cosas: una equivocada percepción negativa de las peculiaridades físicas, históricas, económicas o culturales observadas en cierto grupo humano.
"El prejuicio más sutilmente recalcitrante -advierte un antropólogo- es probablemente el etnocentrismo. Las personas más cultas y comprensivas, capaces de aceptar la igualdad biológica de las razas y la relatividad de la moral, la cultura, el arte y el pensamiento del pueblo en que se han criado, siguen encontrado en ocasiones difícil aceptar como "normales" ciertos hábitos o instituciones de otros pueblos que son casi imposibles de imaginar para los que no lo han practicado desde la infancia".
El prejuicio tiene una pluralidad de fuentes. Quien lo lleva a cuesta puede ser alguien que ha entrado en conflicto con el grupo al cual odia o desprecia, alguien que se limita a sostener la opinión por él juzgada como prevaleciente, alguien que actúa por oportunismo o por demagogia, o alguien afectado por una perturbación de la psiquis. Pero, en todo caso, quien se deje llevar por el prejuicio asume estilos de conducta que acentúan las divisiones, fomentan las hostilidades y exacerban los conflictos en el seno de la comunidad.
La llamada "dinámica de la persecución y el exterminio" se origina y sostienen con ayuda del prejuicio. Cuando una pluralidad de personas comparte sentimientos de recelo y animadversión hacia un determinado grupo racial -grupo al que se rodea primero de sospechas y después de imputaciones-, tarde o temprano se abre paso entre los hostiles un siniestro designio: El de "purificar el mundo aniquilando una determinada categoría de seres humanos concebida como agente de corrupción y encarnación del mal". El prejuicio siempre se encuentra asociado a las otras manifestaciones de racismo.
2. LA DISCRIMINACIÓN
Se entiende por discriminación racial, según el artículo 1º de la Convención que para eliminar todas sus formas adoptó la Asamblea de la ONU el 21 de diciembre de 1965, "toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de razas, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública".
Cualquier práctica discriminatoria quebranta el artículo 2º de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que proclama como titular de los mismos a toda persona, "sin distinción alguna de raza...". Discriminar es hacer acepción de personas, una injusticia que se da cuando en el plano de lo jurídico un derecho resulta reconocido o negado en consideración a condiciones o circunstancias distintas al hecho estricto de su titularidad.
La discriminación racial se halla extendida en todo el orbe y afecta hoy a millones de personas:
En el REINO UNIDO hay restricciones legales para el ingreso al país de antillanos y paquistaníes.
En CANADÁ los 210.000 descendientes de los primeros habitantes de los grandes lagos, son tratados con frecuencia como parias.
En LIBERIA los negros de origen norteamericano no quieren mezclarse socialmente con la población nativa.
En el SUDÁN los discriminados son los integrantes de las tribus del sur del país, considerados como inferiores por sus compatriotas de religión mahometana y lengua árabe.
En el JAPÓN, los etas siguen viviendo en aldeas segregadas.
En la INDIA todavía persiste la hostilidad del hinduismo ortodoxo hacia los intocables, que en algunas villas aún no pueden extraer agua de los sitios públicos [...].
Y en lo que a COLOMBIA se refiere, ¿quién puede negar el tratamiento discriminatorio aplicado en muchos casos a las minorías étnicas?.
El 20 de noviembre de 1963, la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, documento en el cual se sostiene que la discriminación por motivo de raza, color u origen étnico constituyen un atentado contra la dignidad humana, una negación de los principios de la Carta de la Naciones Unidas, una violación de los derechos humanos y un obstáculo para las relaciones amistosas entre las naciones. Sin embargo, pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, la discriminación sigue siendo una plaga universal.
3. LA SEGREGACIÓN
"La República de Sudáfrica, fue el único país del mundo en que el racismo estuvo inscrito en la Constitución, el único país en que el color de la piel determinó de manera irrevocable el lugar de una categoría de nacionales en la jerarquía social". Marianne Cornevin
La segregación racial es la practica de separar -por pretendidas razones de conveniencia pública- dos razas que conviven dentro de un mismo país, prohibiendo a los miembros de una de ellas el acceso a ciertos lugares y servicios que se destinan de modo exclusivo a los miembros de la otra.
Un rígido sistema de segregación -antecedente del que luego se estableció en África del Sur- fue el adoptado por los Estados Unidos de América a partir de los años finales del siglo XIX. En desarrollo del hipócrita principio separated but equal (separados pero iguales), que aceptó el tribunal supremo en un ominoso fallo de 1896, los negros de los estados sureños fueron víctimas, durante más de medio siglo, de leyes que los segregaban forzosamente en hoteles, medios de transporte, hospitales, prisioneros, teatros, bibliotecas, iglesias y establecimientos educativos.
Quienes luchaban contra la perversión segregacionista, obtuvieron su primera victoria el 7 de mayo de 1954, cuando una sentencia del Tribunal Supremo reconoció que "la separación de los establecimientos de enseñanza constituye, en esencia, una desigualdad". Esta decisión dio un impulso definitivo al movimiento de los derechos civiles y en especial a la "batalla legal" de los afroamericanos por eliminar la segregación escolar. Los segregacionistas son personas extraviadas en lo que José Luis Peset describe como "el racismo por causas de tipo morfológico". Antes de segregar una raza, ésta siempre ha sido valorada como biológicamente inferior, atribuyendo a sus integrantes limitaciones, carencias, defectos, vicios y proclividades que provocan en las masas el temor a la aversión.
EL APARTHEID
Con en término apartheid -término del idioma afrikaans derivado de la palabra apart: singular o especial- ha conocido nuestra era un sistema de segregación racial institucionalizada que a partir de 1948 se puso en práctica en Sudáfrica, por obra de políticos nacionalistas de extrema derecha como Malan, Strijdom, Verwoerd y Vorster.
El apartheid -o política de separación- se apoyó en un conjunto de normas legales dictadas con el fin de perpetuar el dominio de la minoría blanca sobre una amplia mayoría negra. En desarrollo del apartheid las autoridades sudafricanas prohibieron los matrimonios entre blancos y personas de raza negra, los aislaron en barrios que funcionaban como guetos medievales, restringieron los derechos políticos de la población autóctona y excluyeron a los africanos de los planteles abiertos para alumnos de piel blanca. Todas estas medidas fueron apoyadas por la Iglesia Reformada Holandesa de Sudáfrica, cuyos pastores justificaban el racismo con versículos de la Biblia.
El 30 de noviembre de 1973 la Asamblea General de la ONU adoptó la Convención Internacional sobre la represión y el castigo del crimen de apartheid, en vigor desde el 18 de julio de 1976. En el artículo 2º de este convenio son señaladas como constitutivas del crimen de apartheid seis conductas adoptadas "con el fin de instituir y mantener la dominación de un grupo racial de personas sobre cualquier otro grupo racial de personas y de oprimirlo sistemáticamente".
Entre las conductas propias del apartheid la Convención de 1973 menciona:
El asesinato de miembros de uno o más grupos raciales
La imposición deliberada a uno o más grupos raciales de condiciones de existencia que hayan de acarrear su total o parcial destrucción física.
La adopción de medidas destinadas a impedir a uno o más grupos raciales la participación en la vida política, social, económica y cultural del país.
La creación de reservas y de guetos separados para los miembros de uno o más grupos raciales.
La prohibición de matrimonios mixtos entre miembros de más de distintos grupos raciales.
Con las recientes transformaciones democráticas efectuadas en Sudáfrica, han comenzado a desmontarse los últimos vestigios de una iniquidad que llegó a ser en aquel país no solo un régimen político, sino un estilo de vida propugnado desde el púlpito y cátedra.
4. EL GENOCIDIO
Según el profesor Rafael Lemkin la palabra genocidio proviene del griego genos: raza, nación o tribu, y del latín occido: matar. Con este vocablo híbrido se designa hoy a un crimen de lesa humanidad cuyo proceso de tipificación empezó con el Acuerdo de Londres, suscrito el 8 de agosto de 1945 por los E.E.U.U., la U.R.S.S., la Gran Bretaña y Francia, en cumplimiento de lo pactado en Yalta por Roosvelt, Churchill y Stalin.
Conforme el artículo 6º del anexo de dicho acuerdo, deberían ser juzgados por un tribunal internacional los hechos constitutivos de "asesinato, exterminio, sometimiento a esclavitud, deportación y otros actos inhumanos" cometidos contra cualquier población civil antes o durante la guerra, y también los hechos constitutivos de "persecuciones de orden político, racial o religioso en ejecución o conexión con los delitos de competencia del Tribunal".
Contrario a lo que suele creerse, con anterioridad a 1945 ya se habían hecho esfuerzos internacionales por reprimir la violencia racista. El 24 de mayo de 1915, ante una nueva exterminación sistemática de armenios en territorio turco, los gobiernos del Reino Unido, Francia y Rusia declararon: "En presencia de estos nuevos crímenes de Turquía contra la humanidad y la civilización, los gobiernos aliados hacen saber públicamente a la Sublime Puerta que harán personalmente responsables de dichos crímenes a todos los miembros del gobierno otomano, así como a aquellos de sus agentes que se encuentran implicados en semejantes matanzas".
Con fundamento en tal declaración fue suscrito en 1920 el fallido Tratado de Sévres, por el cual se obligaba a Turquía a entregar a los responsables de los asesinatos masivos de armenios ocurridos entre 1914 y 1918.
En diciembre de 1948 la Asamblea General de la ONU adoptó la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, que entró en vigor el 12 de enero de 1951. El artículo II de este instrumento penaliza en el ámbito internacional ciertas conductas criminosas perpetradas "con la intención de destruir, total o parcialmente, un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal". Como lo explica el profesor Cherif Bassiouni, la convención de 1948 "va mas allá del concepto de crimen contra la humanidad, que anteriormente se ligaba al hecho de la guerra, al prohibir el genocidio con independencia de que se realice o no en el contexto de una guerra".
Al tenor de la Convención son actos constitutivos de genocidio -siempre y cuando se realice con la ya lúdica intención- los siguientes:
La matanza de miembros del grupo.
La lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo.
El sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física.
El traslado forzoso de niños del grupo a otro grupo.
El artículo 13 la Constitución Política de Colombia, establece: "Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica".
No pueden haber en Colombia distinciones, exclusiones, restricciones o preferencias de motivación racista, y las autoridades tienen la obligación de impedir que el principio constitucional de igualdad sea vulnerado o amenazado por conductas inspiradas en cualquier tipo de racismo. En planos como el de la participación, el trabajo y la enseñanza es inadmisible en nuestro país la acepción de personas provocada por una diferencia racial. Entre nosotros el racismo está constitucionalmente proscrito.
"El racismo -escribió Martín Luther King Jr.- es una alienación completa, que no solo pregona la separación de los cuerpos, sino también la de las inteligencias y las almas". La falsa creencia en la superioridad de una raza constituye una negación brutal de los principios cristianos y democráticos sobre la unidad total de la naturaleza humana, sobre la dignidad intrínseca de la persona y sobre la igualdad esencial de los hombres de todos los colores y de todos los pueblos.
Si se recuerda que en estos tres principios reposa la legitimidad ética y jurídica del estado de derecho, es fácil apreciar la índole destructiva de los comportamientos provocados por las falacias racistas.
Todo racismo es, en el fondo, una falta se respeto por el hombre. Lo ha recordado un escritor francés: "Dejar de respetar al prójimo y no atinar a aceptar lo diferente es, en efecto, esencial para ser racista". FRANÇOIS DE FONTETTE.